Måneskin, los irreverentes rockeros italianos, nos invitan a un viaje oscuro y seductor con Off My Face. Desde el primer verso la banda pinta un retrato de amor como si fuera una droga ilegal: atractivo, intenso y peligroso. La voz del narrador suena eufórica y derrotada a la vez, atrapada entre la adrenalina del deseo y el dolor que produce. Con cada golpe de batería y cada guitarra rasgada, la canción grita ese vértigo que sentimos cuando una relación nos eleva… y luego nos deja caer.
En el fondo, Off My Face describe una relación tóxica en la que el amor se convierte en adicción. El protagonista reconoce que está «encerrado en la prisión» de la otra persona y que su propio bienestar se disuelve entre la necesidad y el sufrimiento. Hay odio y fascinación, rechazo y dependencia, todo mezclado en un cóctel explosivo que promete un «ataque al corazón». Es un himno para quienes han sentido el magnetismo de lo prohibido y, aun sabiendo sus riesgos, vuelven a probar ese «sabor» que no pueden resistir.