Billie Eilish, la joven artista de Italia que fusiona lo íntimo con lo oscuro, nos invita en Bitches Broken Hearts a espiar una conversación que nunca ocurrió en voz alta. Sobre un ritmo minimalista, su voz susurra reproches y verdades incómodas mientras pinta el escenario de una relación fantasma: dos personas que se extrañan, se espían y se niegan al mismo tiempo. El resultado es una atmósfera de melancolía elegante en la que el orgullo pesa más que el deseo y, aun así, el deseo sigue ahí.
Bitches Broken Hearts desmenuza los autoengaños que usamos para sobrevivir a un amor fallido:
- Fingir que no pasa nada cuando en realidad arde la ausencia.
- Hablar del otro a cada momento, pero jurar que ya no importa.
- Buscar consuelo en alguien nuevo, aunque la comparación sea inevitable.
Con líneas mordaces como “Everybody knows you and I are suicide and stolen art”, Billie retrata la toxicidad de un vínculo irresistible que es, a la vez, obra maestra y arma de doble filo. Al final, la cantante acepta su soledad como armadura y sentencia que la otra persona nació para rogar que se quede, mientras ella se convierte en el recuerdo que se escapa. La canción es un himno para quienes prefieren la verdad cruda a las apariencias, y nos recuerda que, a veces, ser el que se va también es una forma de libertad.