Lovebug, de los Jonas Brothers, es una explosión de pop romántico originada en New Jersey que captura ese instante mágico en el que Cupido te sorprende sin previo aviso. El protagonista apenas tuvo que marcar un número o dar un beso para sentir que había encontrado la pieza que le faltaba: de repente está sin palabras, sin aliento y con la cabeza llena de sonrisas y ojos inolvidables. La “picadura” de este lovebug lo hace tambalearse entre la euforia y la incredulidad, recordándole que, aunque juraba estar a salvo, el amor siempre puede golpear dos veces.
A lo largo de la canción vemos cómo pasan de la simple llamada telefónica al primer beso que lo deja mudo; cada verso celebra la ingenuidad y el vértigo de enamorarse otra vez. La modestia de la otra persona, la sensación de cercanía a pesar de la distancia y la imposibilidad de sacarla de la mente forman un retrato encantador de un flechazo moderno. Lovebug es, en esencia, un recordatorio vibrante de que el amor juvenil nunca pierde su capacidad de sorprender, incluso cuando crees que ya lo habías superado.