¿Alguna vez tuviste que amar a alguien a distancia y sentiste que tu reloj interno se volvía loco? Esa es la sensación que Simple Plan, la banda punk-pop canadiense, y la cantante británica Natasha Bedingfield retratan en Jet Lag. La canción cuenta la historia de dos enamorados que viven en extremos opuestos del planeta; mientras uno dice “buenos días”, para el otro ya es medianoche. Entre teléfonos que no suenan, camas vacías y fotos pegadas al tablero del auto, ambos intentan sobrevivir al desajuste horario y emocional. El resultado es un himno pegadizo sobre el “jet lag del corazón”, ese cansancio que no se cura con café sino con abrazos reales.
Con guitarras rápidas y un estribillo imposible de olvidar, los artistas describen la frustración de calcular husos horarios, la cuenta regresiva de los días que faltan para reencontrarse y el deseo de ver el mismo amanecer. Jet Lag convierte un problema muy moderno en una historia universal: la de extrañar tanto a alguien que cada segundo parece un vuelo interminable. ¡Prepárate para cantar y, de paso, aprender vocabulario sobre viajes, horas y emociones intensas!