Tattoos es una confesión pop en la que Reneé Rapp combina la euforia del enamoramiento con el pánico a perderlo. Cada tatuaje en la piel de su pareja funciona como un imán: la cantante siente que besa “a un millón de ángeles” mientras recorre esos dibujos hipnóticos desde el cuello hasta los tobillos. Sin embargo, la belleza tiene un precio: las mariposas en el estómago vienen acompañadas de un miedo latente a quedarse sola.
La letra viaja por tres momentos clave (a los 15, 16 y 22 años) para mostrarnos cómo las inseguridades adolescentes siguen presentes en la adultez. Reneé teme repetir la historia —relaciones fugaces que solo buscan lo físico— y se pregunta si un día despertará sin la persona que ama. Entre susurros de ansiedad y chispazos románticos, la artista norteamericana entrega un himno sobre la vulnerabilidad: amar es increíblemente intoxicante, pero también puede doler tanto como borrar un tatuaje que ya forma parte de tu piel.