Paulina Rubio nos invita a bailar mientras nos cuenta una verdad universal: “Boys Will Be Boys” retrata la aventura de enamorarse de un chico que prefiere la diversión pasajera antes que el compromiso. La cantante despierta sola después de una noche de fiesta y, lejos de lamentarse, se ríe de la situación con un estribillo pegajoso. Entre “pa-pa-pa” y beats electrónicos, reconoce que los chicos suelen “jugar” y desaparecer, pero ella decide disfrutar el momento, sin culpas ni dramas.
En esta historia de amor fugaz, Paulina combina picardía y empoderamiento: admite haber caído en el hechizo de un “love gun”, aunque deja claro que no piensa llorar. El mensaje es simple y liberador: entiende las reglas del juego y sigue adelante con una sonrisa, lista para la próxima canción (y quizás el próximo pretendiente) en la pista de baile.