En “Wolves”, el rapero estadounidense Kanye West se adentra en un bosque emocional lleno de dudas, culpa y deseo, acompañado por la voz etérea de Sia y los versos incisivos de Vic Mensa. La canción oscila entre imágenes de fiesta y referencias bíblicas, mostrando a un protagonista que se siente perdido y golpeado, pero que al mismo tiempo ansía ser encontrado y amado. El estribillo repite la idea de estar “too wild”, como si la propia intensidad de la vida moderna lo empujara al borde de lo prohibido.
El motivo de los lobos simboliza los peligros que acechan cuando se mezclan vulnerabilidad y tentación. Kanye plantea qué habría pasado si María y José se hubieran conocido en un club nocturno rodeados de depredadores sociales, poniendo en duda la pureza y la protección familiar. Entre trago y confesión, la letra pasa del hedonismo (“Who needs sorry when there’s Hennessy?”) a la búsqueda de redención (“I found me, Jesus”), dibujando un paisaje donde lo sagrado y lo mundano chocan de frente. El resultado es un tema que suena a plegaria futurista: crudo, inquietante y, sobre todo, profundamente humano.