En L'AMOUR DE MA VIE Billie Eilish convierte la típica balada de ruptura en una carta cargada de ironía y autoliberación. Después de haberle jurado a su ex que era «el amor de su vida», confiesa que aquello fue una mentira piadosa y destapa la toxicidad que había detrás: manipulación emocional, culpa y promesas dramáticas («te mataría que yo me fuera») que al final se desinflan cuando él pasa página a la velocidad de la luz.
La canción mezcla compasión y burla. Billie le desea «lo mejor para el resto de su vida» mientras celebra su propia salida de una relación que la hacía sentir enferma del estómago. Con un tono mordaz, enumera cómo él la quiso retener como un trofeo y cómo, ante la cámara de la vida real, quedó retratado en su mediocridad. El resultado es un himno pop que suena a despedida triunfal: ella reivindica su poder, reconoce que para él sí fue «el amor de su vida» y deja claro que, para ella, la historia está más que cerrada.