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¡Luces, lentejuelas y ambición desbordante! En esta colaboración de Taylor Swift con Sabrina Carpenter, la canción narra el ascenso y metamorfosis de Kitty, una bailarina cuyo brillo en el escenario oculta un precio muy alto. A través de versos mordaces descubrimos que detrás de la fachada de glamour hay abandono familiar, contratos abusivos y un sinfín de golpes (literal y figurados). Kitty, primero musa y luego mentora, advierte a la narradora: “no conoces la vida de una showgirl”. Sin embargo, la protagonista se lanza de todos modos y termina heredando tanto el esplendor como las cicatrices de ese mundo donde los ramos de flores son tan fugaces como la fama misma.
La canción funciona como una especie de cuento con moraleja pop: observa cómo la fascinación inicial por los focos se transforma en un juramento de “casarse con el hustle”. Al final, la nueva showgirl declara que no cambiaría nada, abrazando el dolor escondido bajo el carmín y las medias de red. Con ritmo contagioso y letras teatrales, Taylor y Sabrina nos invitan a reflexionar sobre el costo real de perseguir el sueño del escenario, recordándonos que las lentejuelas brillan, sí, pero también pueden cortar.