¿Estamos programados para destruirnos? Esa es la provocadora pregunta que lanza Metallica en Hardwired. Con un torrente de guitarras veloces y batería demoledora, la banda pinta un escenario apocalíptico donde la humanidad, impulsada por la desesperación, el dolor y la paranoia, parece llevar un cableado interno que la conduce inevitablemente al colapso. La canción repite la idea de estar “hardwired to self-destruct”, es decir, configurados de fábrica para autodestruirnos, como si nuestro destino estuviera inscrito en nuestros propios genes y en nuestra obsesión por el poder y la destrucción.
Entre imágenes de un planeta en llamas y la sensación de que “la esperanza se desvanece”, el tema funciona como un espejo distorsionado que nos confronta con nuestras peores tendencias. Pero, al mismo tiempo, el tono frenético y desafiante invita a los oyentes a sacudirse la apatía: si ya vimos el abismo, ¡tal vez todavía estemos a tiempo de cambiar la programación! Metallica logra así un himno rabioso y catártico que mezcla crítica social con pura energía metalera, ideal para reflexionar… y para mover la cabeza sin parar.