Lana Del Rey abre "National Anthem" con el famoso "Happy Birthday, Mr. President" y, desde ese primer verso, nos transporta a un universo lleno de glamour patriótico, coches de lujo y romances peligrosos. La cantante mezcla símbolos muy estadounidenses ‒el himno, los colores rojo, blanco y azul, los Hamptons‒ con una historia de amor apasionado que recuerda al mito de Marilyn Monroe y John F. Kennedy. Entre besos y Bugattis, su voz seductora pregunta: «Money is the anthem of success», dejando claro que en este cuento de hadas moderno el dinero es el verdadero dios.
Bajo la purpurina y el champán, la letra esconde una crítica a la obsesión por el poder y la riqueza. Vemos a la protagonista debatirse entre el deseo, el exceso y la necesidad de sentirse protegida: fiestas interminables, compras compulsivas, desenfoque entre lo real y lo ficticio. Es una historia de amor y autodestrucción que retrata la cara más brillante y a la vez más oscura del sueño americano; el final suena tan épico como melancólico, recordándonos que, cuando todo se mide en dólares y diamantes, incluso el romance más magnético puede convertirse en rehén de su propio himno.