“Wonder” de Katy Perry es una invitación luminosa a conservar la mirada curiosa de la niñez. Con preguntas repetidas como “¿seguiremos mirando con asombro?”, la artista estadounidense nos recuerda que el tiempo vuela, la belleza se desvanece y el mundo puede volverse cínico, pero la verdadera magia está en no dejar que esas verdades nos roben la inocencia, la empatía y el fuego interior.
Entre consejos cariñosos —“Stay wild, beautiful child”, “Stay free, little Daisy”— la canción funciona como un abrazo musical que anima a cada oyente a mantener la pureza, la alegría y la pasión incluso al crecer. Así, Wonder se convierte en un himno optimista que cuestiona si, al alcanzar la madurez, seguiremos alzando la vista hacia el cielo con la misma admiración que cuando éramos niños y niñas. La respuesta queda en nuestras manos: preservar ese asombro es la clave para que el peso del mundo no apague nuestras alas.