Spillways nos sumerge en una lucha interna cargada de simbolismo religioso. El protagonista intenta purificar su mente mediante bendiciones (benediction), pero los viejos males se cuelan de nuevo en cada rincón. Fe, ira y dolor se entrelazan como torrentes que buscan salida: son los “spillways”, esos canales por donde se desborda todo lo que llevamos oculto. El tema retrata la tentación de abrazar un placer oscuro ("consummated bliss") para sentirse vivo, aun sabiendo que se alimenta a una "bestia cruel" interior.
Ghost pinta un escenario casi cinematográfico: un ataúd emocional enterrado, pecados que se repiten y la necesidad ardiente de sangrar simbólicamente para liberar presión. No hay perdón a la vista; la canción invita a reconocer que la desolación y el deseo autodestructivo forman parte de nosotros. En vez de tapar esas grietas, el mensaje nos empuja a observar qué corre por esos spillways del alma y a decidir si seguiremos alimentando al monstruo… o si, finalmente, lo enfrentaremos.